Entre los 2 y 4 años es frecuente, normal y esperable que los niños y niñas
reaccionen con rabietas o pataletas frente a situaciones que les provocan rabia o
frustración. A pesar de que esto suele ser muy desgastante para los adultos, es
una etapa muy importante para el desarrollo de niños y niñas, a través de la cual
van aprendiendo a identificar estas emociones y conocer la mejor forma de
expresarlas.
Es normal que cualquier persona sienta enojo o frustración cuando algo no le
resulta, (¡esto nos ocurre también a los adultos!). A estas edades, niños y niñas se
enfrentan muchas veces al día a estas sensaciones porque:
Aún están aprendiendo a usar los objetos a su alrededor.
Dependen de los adultos para la mayoría de las cosas.
Quieren hacer algo y no pueden o no los dejamos hacerlo.
** Recuerda que:
Los niños y niñas no tienen las mismas herramientas que los adultos para comunicar lo
que sienten, necesitan y piensan. Las rabietas son una forma de comunicación, y por lo
tanto, al ponerse en el lugar de tu hijo o hija, trata de comprender su reacción y ayúdale a
entender lo que pasa. Aprenderá gradualmente otras maneras de expresarse. Ten
paciencia, las pataletas poco a poco irán disminuyendo su intensidad y frecuencia hasta
casi desaparecer entre los 4 y 5 años.
¿Pueden prevenirse las pataletas?
No es posible evitar la desaparición de “todas” las pataletas y no hay por qué sentirnos
culpables por ello. Sí podemos prevenir algunos de ellas observando a nuestro hijo(a) para
saber cuáles son sus momentos difíciles y planificar de manera anticipada situaciones que
podamos evitar (p.ej: llevarle agua si sabemos que le da en la plaza).
**Recuerda que:
No significa entregarle todo lo que pide o dejarlo hacer lo que quiera. A pesar de que
esto pueda calmar una rabieta momentáneamente, no ayuda a evitar la siguiente y
entrega un mensaje confuso al niño o niña, ya que naturalmente aprenderá que este es un
medio eficaz para lograr lo que quiere. Lo importante es darse cuenta cuando una
situación le genera rabia, pena, frustración (un ejemplo es tener que dejar el juguete que
quiere en la tienda). Hay que entender que este sentimiento es natural, y que podemos
apoyarle y ayudarle a sentirse mejor nuevamente.
¿Qué hacer frente a una pataleta?
- Mantener la calma. Las y los adultos somos modelos para niño o niña, por lo
tanto, si nuestra forma de actuar es inadecuada (con gritos, golpeando la mesa,
etc.), eso le estaremos enseñando. Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el
control. - Intenta entender qué gatilló la rabieta y ponle nombre a lo que cree que está
pasando: por ejemplo, “te enojaste porque se te cayó el juguete”, “te dio pena
porque tenías muchas ganas de jugar con ese autito y otro niño lo tomó”. - Intenta distraerle con otra actividad o darle una alternativa que sea atractiva (por
ejemplo, “tenemos que irnos y sé que lo estás pasando muy bien, ¿quieres que nos
vayamos cantando la canción que te gusta?”). - Si lo logra ¡refuérzalo!, abrázalo, dile que lo hizo bien y hazle saber que valoras su
esfuerzo. - Evita el uso del “tiempo fuera”, dejarle solo “hasta que se le pase” o mandarle a su
pieza “a pensar”. - El sentido común, el juego y el humor son fundamentales para facilitar que un
niño o niña colabore con las órdenes o reglas que queremos que cumpla. Decirle
“guarda tus juguetes” no es lo mismo que decirle “¿Quieres ser mi ayudante
especial para guardar?”. - Evita explicaciones largas y complicadas, en medio de una rabieta no es un buen
momento. Una vez quela situación vuelva a la calma, busca un momento tranquilo
para hablar de lo que ocurrió y explorar juntos otras maneras en que pueda
reaccionar la próxima vez.